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sábado, 19 de noviembre de 2011

Juan María Solare, el tango argentino que nos llega desde Bremen


Pocas veces puede verse un CD tan generoso como "Tango Monologues" (Monólogos Tangueros) de Juan María Solare, pianista y compositor argentino residente en Bremen (Alemania).
 
Son 20 títulos que llenan prácticamente toda la capacidad técnicamente disponible en los CDs actuales: dura 79:22. Es también generoso su librillo adjunto, de 28 páginas, con textos en tres idiomas (castellano, inglés y alemán) que describen cada una de las obras.
Tango Monologues, interpretados al piano por el argentino Juan María Solare, residente en Alemania


Este booklet es una obra maestra en sí (diseño gráfico por Wolfgang Zimmermann) con retratos del pianista en diferentes etapas de su vida (también de niño) y fotos -a todo color- alusivas al tema tango, pero evitando la trillada imagen de Caminito. Este no es un CD de tango for export, es tango de verdad, un tango latiendo.

A nivel del contenido musical, el CD es altamente original. Está organizado no como una mera sumatoria de tangos sin hilación, sino como un recital. Es acaso lo que en rock se llamaría un álbum conceptual. En este caso, es un concepto dramatúrgico: parece que se narrara una historia a través de sucesivos tangos. Pero no una historia de burdeles y cuchilleros: una historia ambientada en el tercer milenio (que tiene otros burdeles y otros cuchilleros...).

Comienza este recital virtual con tres tangos tradicionales (Danzarín, de Julián Plaza; Malena, de Demare; y Bahía Blanca, de Di Sarli), como si el pianista dijera "antes que nada, les voy a demostrar que sé tocar el piano".

El siguiente bloque presenta los tangos más "entradores" de Juan María Solare: Pasaje Seaver, Valsarín, Tengo un tango, Para Lisa (un vals).

El siguiente intermezzo es más breve: el clásico Bandoneón arrabalero, de Bachicha, y un enérgico tango de Jorge Pítari titulado Lo que se fue, en clara alusión a Lo que vendrá, de Piazzolla.
Juan María Solare, pianista y compositor argentino, durante un ensayo previo a un concierto en Bremerhaven, año 2004

En el siguiente bloque, con obras de Solare, el compositor muestra las garras con sus obras más experimentales: Milonga Fría, una bella milonga lenta con inserciones de música electroacústica (aquí se nota que este músico de pura sangre estudió con Stockhausen, y ¿cuántos tangueros pueden afirmar lo mismo?).

Sigue Atonalgotán, que como el nombre indica sigue las huellas de Arnold Schönberg, el inventor de la dodecafonía y el atonalismo. Viene luego Fragmentango, que es un montaje que simula cuatro pianos tocando simultáneamente distintos fragmentos inequívocamente tangueros; y por fin la Akemilonga, una breve y simpática milonguita -un poco rara pero agradable- que relaja un clima que amenazaba nublarse.

En sus notas de programa, el compositor se refiere a este género musical como tango deconstruido, en el sentido del posmoderno Jacques Derrida; un género musical que aparentemente ha inventado Solare (al menos, no conozco otro tanguero que lo cultive). Solare lo define así: "Fragmentos que huelen a tango, pero que no son un tango tradicional (...) Sílabas tangueras pulverizadas que se recombinan para producir nuevas palabras y conceptos".

Salimos del bloque experimental con Niebla del Riachuelo, de Cobián, uno de los temas más logrados de todo el disco. Aquí se ve la formación clásica de Solare: su arreglo comienza citando el Requiem de Mozart para luego transformarse en el tango. ¿Y acaso no es esta obra maestra de la música ciudadana una especie de Requiem? "Barcos que en el muelle para siempre han de quedar..."

Sigue un par de temas tradicionales polentosos: La Puñalada, de Horacio Pintín Castellanos  y  Calambre, de Piazzolla. Si alguien se cansó después de la anterior biaba expresiva, aquí descansa sin problemas.

El bloque final es una síntesis de la polenta y de lo experimental, aunque con obras nada difíciles de digerir. Son todas de Solare: la Liebergmilonga, Talismán (¡un tango que parece de Bach!), el furibundo Furor (aquí el que se asoma es Béla Bartók cruzado con Oscar Peterson, mientras Chick Corea les sirve un mate).

El último tema -una despedida dolce- es Reencuentro, una milonga lenta de melodía sumamente recordable, una obra maestra de la sencillez. Es un poco el Adiós Nonino de Solare: según el booklet fue compuesta en el cementerio de San Lorenzo de El Escorial, donde descansa la madre del pianista.

Haciendo una rápida estadística, comprobamos que, de los 20 títulos, 12 son del propio Solare. Exactamente la misma proporción entre temas propios y ajenos que había en el primer LP de los Beatles. Se agradece que existan compositores que no se limiten a rumiar fórmulas musicales de un pasado tanguero que ni ellos conocieron ni nosotros recordamos. Pero que -como en el caso de Solare- se reconoce a la legua que es porteño hasta el caracú.

Una sutileza muy original del CD es que está grabado desde el punto de vista del pianista, no del espectador. Es decir, el canal derecho es la derecha del intérprete (los agudos) y el izquierdo los graves. Así que, si escuchamos con auriculares, oímos clarito que el glissando inicial de Danzarín, con que se abre el CD, del agudo al grave, implica también un claro desplazamiento en el espacio estéreo de derecha a izquierda. Este recurso técnico es sencillo pero muy efectivo, y una manera excelente de aprovechar el estéreo en la grabación de un solo instrumento.

El álbum fue grabado en el teatro de la universidad de Bremen, en un piano de cola Bösendorfer (que según muchos especialistas es uno de los top five entre los pianos - como un Aston Martin entre los coches deportivos).
Juan María Solare en plena calle Atocha de Madrid, junto al periodista e historiador argentino Armando Puente


Este CD fue comentado así:

"Tengo un tango es uno de esos temas de los que uno piensa: ¿cómo puede ser que no haya existido desde siempre?" (Margarita Pollini)

"Juan Maria Solare es un pianista virtuoso - y un compositor aún más grande. Su Pasaje Seaver alcanza, por primera vez desde el gran Piazzolla, un nuevo incremento de la calidad en la música de Tango -- intensamente sensual, profundamente emocional, y muy humanitario... trasciende su origen tanguero (en la manera en que sólo Piazzolla supo hacer, y ahora Solare) para adquirir una rara universalidad que retrata la nostalgia que los refugiados tienen de la calidez de su antiguo corazón, en el frío corazón de su nueva patria" - Profesor Hovhanness I. Pilikian (Londres).

"Este CD de casi 80 minutos transita a través de muchas de las atmósferas que se expresan en esta danza argentina. Orgullo y pasión tienen tradicionalmente su lugar, pero también se canalizan en esta música momentos melancólicos y desesperados." (Lars Fischer, Wümme Zeitung)

"Un CD para salir de las rutinas auditivas y dejarse llevar por lo inaudito - lo aún no oído. El ancho de banda musical de Juan María, desde lo clásico, pasando por la música de vanguardia hasta el ars acustica, es reconocible en el horizonte. Son obras que quieren ir más allá, que experimentan, sin perderse en el intento. (Dagmar Schnürer, TangoDanza, Bielefeld)

Hasta aquí el pedido que hice a un buen amigo músico y amante del tango para que me ayude a entender el muy inteligible CD "Tango Monologues" de Juan María Solare, a quien me presentó Armando Puente, más comentarios de terceros que he seleccionado.

Ahora viene  la pregunta del millón. Yo que ya lo tengo y me doy el gusto de escucharlo me pongo en la piel del lector: ¿Cuánto vale? ¿Dónde lo consigo?
 
Hay que entrar en el portal de JUAN MARÍA SOLARE . Allí tienen un formulario de pedidos. Le tendrán que hacer una transferencia de 12 Euros por cada CD más gastos de envío que desde Alemania les dirán (puede ser un buen regalo para amigos tangueros).
Incluso nos pueden dejar un comentario en esta noticia con vuestro correo, que remitiremos a nuestro eximio pianista en Alemania.

Particularmente creo que, si somos muchos los que escuchamos "Tango Monologues", seguramente surgirá la manera de tenerlo a Juan María Solare para que nos toque esos y más tangos, suyos y de otros compositores y tiempos.  Ya en febrero 2011 estará por Valencia pero haciendo música clásica.

Gracias Juan María por saber que el Sol del tango sale también en Bremen.

domingo, 13 de noviembre de 2011

TANGOOOOOOOOOOOOOOOO


Tango que he visto bailar 
contra un ocaso amarillo 
por quienes eran capaces 
de otro baile, el del cuchillo. 
Tango de aquel Maldonado 
con menos agua que barro, 
tango silbado al pasar 
desde el pescante del carro. 

Despreocupado y zafado, 
siempre mirabas de frente. 
Tango que fuiste la dicha 
de ser hombre y ser valiente. 
Tango que fuiste feliz, 
como yo también lo he sido, 
según me cuenta el recuerdo; 
el recuerdo fue el olvido. 

Desde ese ayer, ¡cuántas cosas 
a los dos nos han pasado! 
Las partidas y el pesar 
de amar y no ser amado. 
Yo habré muerto y seguirás 
orillando nuestra vida. 
Buenos Aires no te olvida, 
tango que fuiste y serás.






Aunque sobre el tango y sus figuras son muchas las cosas que se discuten y ponen en duda, es generalmente aceptado que el tango nace en Buenos Aires a finales del siglo XIX aunque algunos prefieren decir a modo conciliador, que nació a las orillas del Río de la Plata, con el fin de contentar a los uruguayos que reclaman una copaternidad del fenómeno. 


 

 


La mayoría de los estudiosos coinciden en dar por buena la década de 1880 como el punto de partida de lo que entonces no era más que una determinada manera de bailar la música. La sociedad donde nace el tango escuchaba y bailaba habaneras, polkas, mazurcas y algún vals, por lo que respecta a los blancos, mientras que los negros, un 25% de la población de Buenos Aires en el siglo XIX, se movían al ritmo del candombe, una forma de danza en la que la pareja no se enlazaba y bailaba de una manera más marcada por la percusión que por la melodía. 

 

 


Inicialmente, el tango es interpretado por modestos grupos que cuentan sólo con violín, flauta y guitarra o incluso, en ausencia de ésta, el acompañamiento de un peine convertido en instrumento de viento con la mediación de un papel de fumar y un avezado soplador que marca el ritmo. 


 

 


El instrumento mítico, el bandoneón, no llega al tango hasta un par de décadas después de su nacimiento, en 1900 aproximadamente, y poco a poco sustituye a la flauta. 


 

 


Inicialmente, el tango debió ser un modo de interpretar melodías ya existentes, modo sobre el que fueron creándose otras nuevas que en un inicio ni siquiera contaban con una transcripción musical, ya que a menudo sus intérpretes y creadores no sabían escribir o leer música. De hecho, con el correr de los años, algunos de los primeros tangos ya transcritos no van firmados por sus autores sino por avispados personajes que sí sabían escribir música y aprovecharon el vacío existente sobre la autoría de determinados tangos celebrados popularmente, para ponerlos a su nombre y ganar con ello unos pesos. 


 

 


Se comienza a bailar en tugurios y lupanares el nuevo ritmo que se asocia así desde su inicio al ambiente prostibulario, ya que eran sólo prostitutas y "camareras" las únicas mujeres presentes en las academias o perigundines. Puesto que se trataba de féminas dedicadas en alma y, sobre todo, en cuerpo a sus accidentales acompañantes, el tango se comenzó a bailar de un modo muy "corporal", provocador, cercano, explícito… de un modo socialmente poco aceptable como se vería cuando, siendo ya un fenómeno emergente, el tango comenzó asalir del arrabal de su ciudad de origen y empezó a expandirse. 


 

 


En los primeros tiempos, cuando el tango comienza a convertirse en canción, las letras que acompañan la música son obscenas y sus títulos dejan lugar a pocas dudas: "Dos sin sacarla", "Qué polvo con tanto viento", "Con qué tropieza que no dentra", "Siete pulgadas"... o incluso "El Choclo". 


 

 


De su baja cuna a su encumbramiento como baile rey en los salones del mundo occidental, el tango recorrió un curioso camino de ida y vuelta entre el Nuevo y el Viejo Continente, con una parada decisiva y brillante en París. 
¿Cómo llegó allí? También en este punto las respuestas son dispares y algunas vario pintas. Determinados textos, mucho más ingenuos que eruditos, dan incluso nombres y apellidos de "la" persona responsable de este viaje. La realidad, en su extensión como en su nacimiento, parece más compleja y, sobre todo, plural. 


 

 


En todos estos años el tango tiene una brillante historia de auges limitados y declives relativos y una continuada vida a lo largo de la cual se ha desarrollado tanto el baile como la música hasta llegar a un nivel de sofisticación y depuración que dejan a las claras la madurez de esta manifestación. 


 

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